El consumo de plantas medicinales ha crecido en
nuestro medio en los últimos años y es frecuente su utilización en combinación
con medicamentos prescritos por los médicos.
Existe la falsa percepción de que los productos
a base de plantas son inocuos e incluso ventajosos por su supuesto carácter
“natural”, razonamiento poco compatible con el
hecho de que su efecto terapéutico se atribuya a su contenido en principios activos
con actividad farmacológica. Se han descrito algunas interacciones de
relevancia clínica entre plantas y medicamentos por lo que resulta
imprescindible incorporar a la historia clínica el interrogatorio sobre tales
hábitos, especialmente en aquellos pacientes tratados con medicamentos en los
que las posibles interacciones impliquen consecuencias clínicas.
Debemos considerar estos productos como posible
origen de síntomas, reacciones adversas e interacciones medicamentosas en los
pacientes. La notificación de estas sospechas al Sistema Español de
Farmacovigilancia puede ser una herramienta para mejorar el conocimiento sobre
estos productos.
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